Reflexiones pop antiguas: Caracas, ciudad de despedidas. La otra cara de la moneda.
Reflexionando mucho acerca de la muerte, como concepto me he dado cuenta de que eso va mas allá de la desaparición física, sino de la desaparición de episodios.
¿De donde sale ese comentario? Sucesos recientes, temas que he hablado, me han hecho ver que Caracas, mas allá del vídeo lleno de burlas y comentarios vergonzosos, realmente es una ciudad de despedidas. Las madres que en la morgue de bello monte que diariamente se despiden de sus hijos, los amigos y familiares que se despiden al irse del país.
Pero no es solo la presencia física lo que muere. Pocos nos detenemos a pensar acerca del futuro de esas personas, y el futuro nuestro junto a esas personas, que mueren también. Recordamos el pasado y lo mas cercano al presente junto a esa persona, pero no lo que pudo haber sido.
Muere aquella futura risa producto de un momento gracioso en la compañía, mueren los momentos íntimos de confidencia, mueren posibles episodios de lo que en un futuro es nuestra historia de vida. Muere parte de nuestra historia.
Así que, mi protesta cabeza dura, y lo que señalo es que las cosas están mil veces peor que las cifras, porque esta situación país, no solo nos quita físicamente a nuestros seres queridos, también nos quitan recuerdos, memorias, emociones, esas cosas que nos quedan, cuando todo lo material, físico desaparece.
No le doy un cierre a este escrito ¿Saben porque? Me gustaría dejar estas reflexiones dando vueltas en la cabeza de los lectores, a cuestionar que tanto nos disociamos de estos eventos que ocurren a nuestras narices, quiero sensibilizar.
Quiero dejar, preguntas, no respuestas ni verdades.
¿De donde sale ese comentario? Sucesos recientes, temas que he hablado, me han hecho ver que Caracas, mas allá del vídeo lleno de burlas y comentarios vergonzosos, realmente es una ciudad de despedidas. Las madres que en la morgue de bello monte que diariamente se despiden de sus hijos, los amigos y familiares que se despiden al irse del país.
Pero no es solo la presencia física lo que muere. Pocos nos detenemos a pensar acerca del futuro de esas personas, y el futuro nuestro junto a esas personas, que mueren también. Recordamos el pasado y lo mas cercano al presente junto a esa persona, pero no lo que pudo haber sido.
Muere aquella futura risa producto de un momento gracioso en la compañía, mueren los momentos íntimos de confidencia, mueren posibles episodios de lo que en un futuro es nuestra historia de vida. Muere parte de nuestra historia.
Así que, mi protesta cabeza dura, y lo que señalo es que las cosas están mil veces peor que las cifras, porque esta situación país, no solo nos quita físicamente a nuestros seres queridos, también nos quitan recuerdos, memorias, emociones, esas cosas que nos quedan, cuando todo lo material, físico desaparece.
No le doy un cierre a este escrito ¿Saben porque? Me gustaría dejar estas reflexiones dando vueltas en la cabeza de los lectores, a cuestionar que tanto nos disociamos de estos eventos que ocurren a nuestras narices, quiero sensibilizar.
Quiero dejar, preguntas, no respuestas ni verdades.
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