Reflexiones pop: Del amor, la belleza y varias cosas...

Este es un tema del que constantemente discuto con personas pero no necesariamente del que escribo. Es un tema que también observo mi consulta. El dolor de cabeza de muchos. El amor.
Pero quiero centrarme principalmente en aspectos que quiero cuestionar, sobre todo el entramado de reglas sociales que aprendemos para ser queridos. Ese performance asumido al acercarnos a alguien que nos interesa, esa persona que se despliega ante el temor profundo de ser rechazados.

El problema de este ritual es que las humanidades se pierden, el sentir queda oculto y se percibe como fortaleza el negar y ocultar sentimientos inevitables quedando una ausencia de humanidad donde no hay contacto. La cosa queda como una mera exhibición de plumas de pavo real, donde se busca forzosamente tópicos en común, y las insinuaciones están a la orden del día. Recuerdo a la distopía en The Lobster donde ser soltero era un crimen y de forma forzada la gente se veía obligada a encontrar pareja para poder sobrevivir.

Se pierde la conexión ¿Como podemos amar si apenas estamos íntimamente conectados con otros? En ese punto las cosas que aprendemos con pares, padres y cercanos se vuelven una barrera impresionante. Ser hombres vulnerables en las circunstancias adecuadas es impensable por mencionar un ejemplo. Entonces esa autenticidad se va desdibujando, donde conocer las cosas que resulten importantes se vuelve poco probable. Donde esa diversidad de posibilidades se reduce a conversaciones superfluas, donde aprendemos a ver con malos ojos aquello que definimos como bello.

Y es que lo mas característico de la belleza es su relatividad, es relativa a la perspectiva del observador. Pero como observadores compartimos una interacción entonces y de forma arbitraria se generan unos consensos que se vuelven requisitos para ser merecedores de amor. Allí es cuando se comienzan a distorsionar las cosas, se levantan mas muros para contactos trascendentes, para la construcción de vínculos. Algo así pasa cuando definimos al amor en si mismo, a los hombres, a las mujeres, lo bello, lo valorado socialmente: termina siendo un conjunto de reglas que impide a las personas aventurarse, conocer, explorar y experimentar. Pareciera que en el fondo, este conjunto de reglas mantiene la "normalidad" de lo que habitualmente se elige como pareja.

Se vuelve difícil, bastante difícil, comprensiblemente difícil cuando existen estas pautas y estos requisitos que se alejan de la propia experiencia personal. Impiden mostrar y conocer lo mejor de quienes están allí: sus sueños, sus temores, sus ideales, sus valores. Impiden que genuinamente podamos mostrar cuanto nos gusta la forma de expresarse de la persona, lo empática que puede ser, por poner ejemplos. Impiden conectar.

Es en esa conexión que pueden verse algunas luces, en la presencia que se tiene en la vida del otro y como se van ocupando espacios, como aquel pasaje del Principito en donde Él y el Zorro hablan del domesticarse, y es capaz de mostrar algo tan complejo en palabras tan simples. Cuando nos encontramos con alguien mas, nos encontramos con su historia, con sus fantasmas y con sus luces.

Es lo que lo hace tan complejo, y a la vez, tan maravilloso.



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